ARQUITECTURA FANTÁSTICA
Aristóteles decía que como la vista es el sentido por excelencia," la palabra «imaginación» (phantasía) deriva de la palabra «luz» (pháos) puesto que no es posible ver sin luz". Posteriormente en el aristotelismo medieval, dicha imaginación quedó ubicada en un ventrículo del cerebro y más específicamente en el sensus communis, que era la casa donde se reunían los sentidos. La fantasía consistía en un movimiento producido por la sensación en acto, o en palabras de Santo Tomás de Aquino : "La imaginación es el tesoro de las formas recibidas por los sentidos". Joseph Addison también entendía por placeres de la imaginación aquellos que nos dan los objetos visibles, bien sea que los tengamos actualmente a la vista, o bien porque exciten sus ideas por medio de las pinturas, esculturas u otras artes. Todos los placeres de la imaginación surgían de la vista por ser el más perfecto de todos nuestros sentidos, o como pensaba Platón "la más fina de las sensaciones que, por medio del cuerpo nos llegan". De acuerdo con Addison, los placeres primarios son los que provienen enteramente de los objetos cuando los tenemos presentes, mientras que los placeres secundarios son los que dimanan de las ideas de los objetos visibles, recordados y formados en visiones agradables de cosas ausentes o quiméricas. Asimismo, también era de la opinión de que la arquitectura es la que más se podía aproximar a mostrar las placeres primarios. No obstante, también podríamos decir que la arquitectura se aproxima a los placeres secundarios en la medida que combina las imágenes recibidas de una forma diferente a las de otros órdenes de la realidad mediante su atrevida alteración de los márgenes estereotipados, o a través de la creación de otros mundos posibles como sucede en la arquitectura fantástica. Lo posible, aunque devenga como algo irreal puede hacerse realidad y además de ampliar la visión limitada de las cosas, acaba estimulando y nutriendo esa actividad tan noble del ser humano.

